14 oct 2010

El modo que tienes de robarme la felicidad.

- ¿Te sorprendería si te dijera que yo también te echo de menos?
-[...] Estoy cansada, ¿sabes? Estoy cansada de cuidarte, de morirme cada vez que te pasa algo y verme obligada a ponerme en pie. Estoy cansada de perseguirte, de mencionarte, de echarte de menos. No sabes cómo se me presentan las noches cuando eres mi único pensamiento, cuando no hago más que pasar una y otra vez por encima de cada uno de mis recuerdos. Es terrible, ¿sabes? Sobretodo cuando me entran esas ganas de llamarte... y luego nunca sé qué decir. Porque soy capaz de inventar cualquier escusa solo para escucharte reír... ¿Recuerdas la noche del diluvio, cuando caminamos hasta mi casa? Hubo un momento, frente al Casino Militar; tú estabas a un lado de la barandilla y yo al otro. Estábamos cantando alto, altísimo, casi a voz en grito, y me dijiste que eras feliz, tremendamente feliz, y que lo único que podría hacerte aún más feliz era que bailara, ¿te acuerdas...? Y no lo hice... no fui capaz, no podía. Solo tenía ganas de llorar. Me sentía estúpida, burda, banal. Me dí cuenta de cuánto te odiaba. No aguantaba hacerte tan feliz y que, aún así, no fueras capaz de decirme que me querías. Porque nunca te atreves a nada. Y necesito que me hagas entender algo de esto, porque para mi es el doble de difícil... Joder, ¿en qué momento decidimos destrozarnos el uno al otro, eh? ¿Desde cuando no dejas que te quiera? ¿Te das cuenta de lo complicado que es odiarte y amarte al mismo tiempo? ¿Te das cuenta de lo que generas en mí...? No, no tienes ni idea; tú nunca sabes nada. Y me haces sentir patética... patética... ¿Cómo se supone que debo afrontar que la persona que más daño me hace sea también la que más felicidad infunda en mí? Porque yo no le encuentro el sentido... Me debes demasiadas explicaciones... y ni siquiera sabes cómo dármelas...

4 comentarios:

  1. Que duro es identificar la historia en que volcarse merece la pena. Aunque duela...

    Sandra

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  2. "¿Cómo se supone que debo afrontar que la persona que más daño me hace sea también la que más felicidad infunda en mí?"

    Demasiado bien lo sé.

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  3. Pues con cabeza, y sin olvidarte de ti.

    S.

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