1 feb 2012

Las heridas sangran, las cicatrices duelen

Cuando estás perdido y alguien te pregunta qué quieres y no sabes contestar, te das cuenta de que uno de los grandes pasos hacia la tristeza es la incomprensión.
Las heridas que más tardan en sanar son aquellas que no puedes compartir. El dolor ha hecho mella en el espíritu, y eso es algo imposible de describir. Cuando el dolor abarca palabras se hace más tangible y puedes mirarlo como algo reparable. Pero cuanto más inexplicable se vuelve, más difícil es reconocerlo y más complicado es hacerle frente.

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