20 ene 2013

wonderwall

Nadie tiene el corazón tan grande como Ernesto. Ni siquiera yo.
Es curioso lo injusto y autodestructivo que puede llegar a ser el amor.

Supongo que el chico de la guitarra y yo nos destruímos el uno al otro. Quizás porque era difícil lidiar con alguien tan desequilibrado como yo, o porque parecía imposible polemizar su concepto de la lealtad. O quizás, simplemente, fue porque nunca antes habíamos estado enamorados.

Dicen que asumir un sentimiento tan potente y devastador es sencillo, pero no es nada fácil. No basta con sentirlo, hay que oírlo: hacerse pequeña, frágil y reconocerlo.

1 comentario:

  1. El amor necesita, más aun después del primero, ciego por naturaleza, una vida entera de preparación. Lastima que solo tengamos una.

    Una entrada tan sencillamente escrita como perfecta.

    Un saludo!!

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