20 dic 2010

Des variaciones, una vez más.

Vamos a suponer una cosa. Digamos que me da por emborracharme hasta la muerte, sí, pillarme uno de esos ciegos que hacen afición, ¿va? Digamos que he perdido el norte y ahora también quiero perder la cabeza. Pongamos, así por poner, que tengo cierta tendencia a la ansiedad (en estos días, claro), y que me apetece volcarme en la música que no me hace pensar.
Propongamos un derrame cerebral si hace falta.
Hoy mi dignidad me la suda.

¡Camarero! ¡Una de amnesia con hielo!

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