De pronto se dió cuenta de que sólo era eso, casualidad. La unión de causa y efecto a través de una serie de acontecimientos aparentemente desligados entre sí. Vínculos casuales de procesos aleatorios moviéndose en la parte caótica del orden. Pero, ¿qué iba a saber ella de matemática? Poco más que lo aprendido en el colegio. Para ella se trataba de simple azar; situaciones que no podemos predecir desde el efecto, pero que borran la incertidumbre al llegar a la causa.
Todos me preguntan por qué he empezado por el
final y he ido retrocediendo hasta el principio.
Por una razón sencilla: no he podido entender el
principio hasta haber llegado al final.
La Flor del Mal
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