Cuando se vuelve de un viaje, todo parece ir más lento. Se siente uno más sereno. Irse, en ocasiones, ayuda a ver mejor la propia existencia. Mirar en qué punto se encuentra. Cuánto camino se ha hecho, a dónde nos dirigimos o por dónde nos estamos perdiendo. Y, sobretodo, si se es feliz. Y cuánto.
Eres feliz ?
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