G. llega con retraso, aunque no dudaba de su inpuntualidad. Lo extraño es que ni siquiera tengo la sensación de haber quedado con él.
Suena Tunnel of Love y durante ocho minutos, siete segundos, la persona que espero que salga de la boca del metro es Quincy. Casi como si se tratara de Callao, o Moncloa, o Sol, o Tribunal. Mi subconsciente la está esperando a ella, que vuelve a llegar tarde porque no ha cogido el bus que pensaba coger porque se ha enrollado a cantar en la ducha.
La espero a ella, como si fuera lo más normal del mundo que pudiera aparecer en Plaza Catalunya con sus RayBan moradas y su americana gris. Porque hemos quedado a desayunar en la cafetería de debajo de mi casa y me he acercado al metro para hacer tiempo. La espero a ella porque es la única persona que deseaba que se apareciera por sorpresa.
pfff.. no hables de Barcelona ahora que estoy casi convencida de pedirme la séneca a Madrid, no me líes! (:
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