No puedo hacerlo. Antes parecía sencillo. Ya sabes, el vernos y compartir nuestros guiños, nuestras frases. Pero ahora algo ha cambiado, algo en ti, algo en mí, algo que me ha hecho vislumbrar lo que eres y jamás advertí.
No puedo hacerlo. Y tú no debes pedírmelo. Porque nuestra memoria ya sólo es un recuerdo, y las cosas no acabarán con mi mano cogiendo la tuya. Yo no soy Tita, tú no eres Pedro. Debes comprender que ya no iré corriendo a tu llamada, que por algo ya casi no acudo a tu tierra.
No es justo. No es justo que me abraces delante del hombre al que ahora perteneces cuando te pedí no existir para él. "No quiero que le hables de mí, no quiero que sepa quién soy, ni siquiera quiero convertirme en un nombre". Pareces no comprenderlo.
Ya no existe un "nosotros", apenas existe un "nuestro". Todo aquello se quedó en las dunas de una playa que no he vuelto a pisar. Ni por miedo, ni por desidia, sino porque he logrado avanzar. "El amor es como la energía, ni se crea ni se destruye, se transforma".
Ahora ya no me lamento, no sigo detrás, ¿para qué...?
Estoy sola, en casa de Gabriel, en Pamplona.
Sola, con una enorme pila de vinilos.
Es por la mañana y él está trabajando. Así que estoy aquí, en el sofá, mirando los LPs mientras suena The Eye in the Sky de los Alan Parson`s, la que está siendo nuestra canción de estos días aquí, juntos. Es increíble lo sencillo que es relacionar ciertas canciones a ciertas personas, a ciertos momentos.
Mientras lo pienso, me cruzo con el Love Over Gold de Dire Straits, y lo único que me viene a la cabeza es Quincy. Ella es muchas canciones para mi, pero ella, simplemente ella, es Telegraph Road. No es la mejor canción del grupo, ni siquiera de las más conocidas, pero tiene algo, ese mismo algo que tiene ella.
Se pierde toda la magia de las relaciones al decir que los amigos se escogen, pero es la cruda realidad. Escogí a Quincy por un hecho muy simple: sus ganas de vivir. Jamás he conocido a nadie con esa ansia de sentir, de saber, de soñar.
Y, sin embargo, son 14 minutos con 18 segundos llenos de nostalgia.