30 sept 2010

Quizás.

Quizás no recuerdes aquella noche.
Aunque yo tampoco lo hago con claridad.
Sonaba Love of Lesbian, eso aún permanece en mi memoria.
Debimos repetir "Voy a romper las ventanas" como un millón de veces.

...quizás sí que habla de nosotros. Me refiero a 1999... O tal vez no. Pero siempre me da por pensarlo. Probablemente porque me siento un poco como Santi Balmes. Tan convencido de lo que siente, tan firme ante todo lo que sintió.

Yo tambien quiero romper ventanas.
Yo también quiero entrar en tu vida en silencio, como la brisa que se cuela através de la persiana. Yo también quiero tener derecho a colarme en tus emociones, a formar parte de un pedazo de tí. Yo también quiero poder tumbarme junto a tu cuerpo en la cama y sentir ese calor tibio y sereno.

Dicen que no debo quererte.
Pero, ¿cómo pretenden que niegue algo tan profundo?
¿Cómo pretenden que olvide aquella noche?
Te amaba hondamente, te amaba con ese tramo tan especial de mí.
Como si deseara desvanecerme en un instante.
Casi llegué a creer que tú tambien me amabas, no sé si por ingenuidad o estulticia.
Quizás sí que lo hacías. Quizás lo sentías. Quizás llegaste a dudar.

La música hablaba por nosotros, filtrándose en el corazón, tocando el alma.
¿Porqué...? ¿Porqué siento que no soy capaz de dejarlo atrás? ¿Porqué me duele tanto ese recuerdo? ¿Porqué no me dejas olvidarte? ¿Porqué no me dejas quererte? Doce horas me bastan para sentirme un poco tuya, para sentirte un poco mío. Doce horas y me sobra tiempo para aclarar que no tienes porqué tener miedo.
Quizás eres demasiado cobarde.
Quizás soy demasiado buena.
Quizás, tan solo, me veo capaz de cambiarte.
No, cambiarte no. Mostrarte que puedes dejarte llevar.

No sé, es tarde para el amor, es pronto para locura.
Y, sin embargo, no hago más que pensar en ir a verte.
Ojalá te presentaras algún día por aquí.
Tengo cama para dos y me sobra una almohada.

Ven a gritar como antes...

Absurda y sincera.

El mejor amor es el que no se entiende, el que se siente sin querer, el que habla sin palabras, el que se vale de una mirada. El mejor amor es el que llena el alma y la hace aspirar a más.
Las mejores hostias son las que no tienen sentido, las que te metes sin querer, las que se recuerdan entre risas, las que se valen de una palabra. Las mejores hostias son las acompañadas de un gran momento, de una gran persona.
La mejor sensación es aquella en la que se mezcla el amor con la hostia porque, da igual cuántas veces la comentes, cuántas veces la recuerdes, siempre te dibuja una sonrisa estúpida en la cara. Esa clase de sonrisa que te viene de dentro, que habla, que disfruta. Porque es absurda y sincera.

Cuatromil días después.

Donde quiera que estés, hoy pienso en tí.
Hace mucho que cayó el telón,
hace mucho que la lluvia vuelve a reírse de mí.
Esperando el momento, recorriendo las calles, achantando un poco las penas, removiendo aún más el pasado: cada rincón de esta ciudad guarda nuestro secreto.
Porque lo peor del amor que termina con un punto y coma es que, tras suspirar sonoramente durante... quién sabe cuanto tiempo, vuelve con intensidad, con ansias, con el mayor de los impulsos.
Y caminas a mi lado y fijas tus ojos en mí. Fijas en mí esas pupilas verdes que algún día no supieron mirarme como lo hacen ahora. Vuelve a nacer esa curiosidad por la chica inconforme, por la chica perididad, por la chica extraña y cálida que camina a tu lado.
Incluso, a veces, llegué a pensar que me odiabas y, ahora, te presentas en mi vida como un vendaval, torciendo el camino de mis emociones cuando más claro lo veía. Tuerces la dirección de mis latidos. El corazón palpita, es cierto, pero también me da un vuelco cada vez que te fijas en que he vuelto a amarte.

Me enamoras.
¿Porqué...?
Quizás por todo, quizás por nada.
Quizás porque siento que has vuelto a descubrirme.
Y eso me engancha.

15 sept 2010

Mar, el poder del mar.

Callada, a su lado, mientras él habla de lo que siente, arrimando la distancia, soy la persona más feliz del mundo. Callada, a su lado, mientras nuestros besos no dicen nada y lo dicen todo, soy la mujer más feliz del mundo.
Hablo poco; ya he invertido demasiadas palabras; ahora me toca enmudecer y escuchar. Escuchar todo aquello que nunca ha sabido contar, todo ese cúmulo de emociones que pocas veces comparte. Me toca recorrer ese tramo que mis preguntas achantaba.
Empleé mucho tiempo en hablar, considerando que no había nada en el silencio. Y, sin embargo, cuando menos me lo espero, estamos sentados sobre el capó de un coche blanco y permanezco callada, admirando a la gran persona que tengo al lado. Y es entonces, en ese preciso instante, cuando me doy cuenta de que nunca he dejado de amarle.
Y permanezco callada, a su lado, escuchando lo que él siente, dejando de lado la distancia, sintiéndome la persona más feliz del mundo.

10 sept 2010

Aunque tú no lo sepas.

Aunque tú no lo sepas,
me he inventado tu nombre.
Me drogué con promesas
y he dormido en los coches.

Aunque tú no lo entiendas,
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepa,
me he acostado a tu espalda.
Y mi cama se queja fría
cuando te marchas.

He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas,
nos decíamos tanto
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.

Inventamos mareas,
tripulábamos barcos.
Encendía con besos
el mar de tus labios

...y toda tu escalera.

Quique Gonzalez.

8 sept 2010

Él.

Su tremenda sencillez, su ingeniosa imaginación, su lógica intelectual, el calor de su cuerpo, el color de su piel, el sonido de su risa loca y feliz, el tacto de sus manos, la fuerza de sus convicciones, el recuerdo de una foto en medio de una fuente, el amanecer resacoso de un sábado en el que pensé en hacerle el amor, la súbita esperanza de que no hubiera final. Las noches ebrias repletas de besos que ahora solos saben a mentira y a nostalgia, la extraña melancolía por las mañanas acostada a su lado, la música que daba sentido a nuestra locura y el día más feliz de su vida. Las palabras que sobraban y la atracción del mar. El pasar mi mano por su pelo. La madrugada que me despertó llorando, el cariño de su mirada, la dulzura de sus besos de esquimal, el eterno sueño de ser capaz de amar. La quietud de su caminar, el perderme en su cuerpo, su hablar en el silencio, su respiración lenta y profunda, la belleza de su ingenuidad.

6 sept 2010

Entre el alcohol y el silencio.

Entre el alcohol y el silencio, esta noche la atracción y la locura se vienen conmigo a la cama. Entre el humo y la música, se debaten la amistad y el magnetismo sobre este colchón.
Situación extraña. Situación inestable. Situación esperada.
Y, sin embargo, después de todos esos besos, después de todo ese movimiento, una vez más, me demuestra el valor de lo nuestro.
Luces ténues através de la ventana, pensamientos contradictorios y dos cuerpos llenos de una emoción que antes o después debía aparecer. Quién sabe porqué hay una línea tan fina entre querer y desear, entre amarse y odiarse.
Y mientras mis dedos recorren su espalda, mientras le escribo un poema a su cuerpo, no ceso de preguntarme cómo hemos llegado hasta aquí, hasta esta cama que tanto tiempo ha estado congelada. Y ahora el calor de un cuerpo ajeno templa el frío de noches de infinita tristeza. Y ahora mi amor por él crece en calidad. Y ahora volvemos a perder la cabeza.
Porque es difícil contenerse cuando me doy cuenta de que me encantan sus manos, sus muñecas, sus brazos, el sabor de sus labios, la firmeza de su piel, el color de su cuerpo, su nariz, su tripa, su corazón cuando late intensamente: incesable, imparable. Porque es complicado entender qué acaba de suceder.
Y, sin embargo, nada ha cambiado.
Seguimos siendo él y yo.
Y nuestras noches de ebriedad y filosofía.
Te quiero, no lo olvides.

1 sept 2010

Pensamientos dispersos en un bar.

Me siento en la barra, ¿me pido un café o una caña? Doce de la mañana y no sé si es una hora ebria o una hora sobria. Me emborracha la felicidad, me despiertan las ganas de vivir. Paquete de Cutter Choice, filtros y papel. Me lio el mejor cigarro de mi vida, de esos que piensas "joder, que redondo, que fino, que perfecto". Me lo fumo poco a poco, me empapo del humo avainillado. Abro la Rolling y Roger Waters anuncia la gira de The Wall. ¡Qué cojonudo! Y además recrearán el muro. Me muero, entre 50 y 250 euros la entrada. ¿Qué coño es el dinero más allá de ruido en el bolsillo y billetes en la cartera? Con cinco monedas me vale para unos bricks y noche resuelta. Retiro, Búnquer, China o Croacia. Para viajar me compro LSD y me ahorro el ruido del avión. La radio peta los éxitos del verano. Canciones sin alma. Para personalidad me quedo con la de mis amigos. Vivo de madrugada. Calimocho siempre con mora y para Cien Montaditos el de Montera. Clip clap del zippo y vuelve a prender el cigarro. Hoy ha sido un día largo, mañana la noche se me quedará corta.